jueves, 3 de enero de 2008


Unos labios húmedos
y cálidos
depositan un beso al infinito,
y el infinito tiembla,
y su piel, nebulosa,
sacude a las estrellas
y cada una de ellas, juguetona,
le lanza un beso al mar que está más cerca,
y cada gota de agua se revuelve
y corre hasta la arena,
allí duerme tu piel, ajena a todo,
tibia, lejana y seca...
y el beso,
el beso mío dado al aire,
la toca y la despierta.

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