miércoles, 2 de abril de 2008

Marian Suárez

Hay un banco de piedra donde el tiempo se escribe
del color de la infancia.
Los fantasmas del miedo perpetúan la imagen,
enajenan las sombras,
usan otros lenguajes al sol que acude y posa
extraños resplandores.
Hay sustancias de espejos donde el niño se mira
rodeado de pájaros,
cristales donde talla su saber la memoria,
el morir del vivir, fingidamente.
Toco su corazón y quedo herido,
busco sus manos frías
y en torno al ojo que no duerme
aún resiste la luz,
las facciones, muy bellas, de la muerte.

Han pasado los años
su tierna edad gastada fija al álbum
una perdida herencia:
el profundo dolor de estar sin nadie
donde nadie le aguarda.
Marian Suárez (de Fuegos prohibidos)

1 comentario:

Natalia Menéndez dijo...

De donde nunca ha ido conserva la belleza.

(del Libro de Áloe, el que más me gusta)