El mar, de siempre, ha sido objeto preferente de la poesía, pero a veces hay poetas que le dan una intensidad tal que cobra otro sentido, profundo, devastador, atrayente... Poemas como éste de Pelayo Fueyo, que me atraen sin remedio igual que los acantilados, entre el deseo y el miedo.
Iré poniendo aquí algunos de estos poemas, bajo la etiqueta de "el mar".
VOLVIENDO A DIOTIMA
Tiene el mar su mecánica
como el amor sus símbolos.
P. GIMFERRER
Voy a entregarme al mar, sin argumentos,
por ti:
soy el gris-perla
desvaído de azul, que ahora choca
contra la roca -¡blanco!-, y se hace verde-
esmeralda:
palpita
con fuerza el corazón.
No estoy aquí,
ahora que estoy tan cerca del saliente
donde rompen las olas:
vuelvo el rostro
al borde del barranco: hay una piedra
que ilumina de pronto, el horizonte,
y eres tú, que adivinas
ese aliento marino con que vengo
para hacerte mi amor sobre la hierba.
PELAYO FUEYO (de Parábola del desertor)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
palabras preciosas...
El mar siempre tiende a crearlo todo hermoso..
Laura
El mar es vida y tragedia a la vez. A mi me atrae enormemente, Laura.
Publicar un comentario