II
Ella traía ausencia en las entrañas,
habitaba el silencio,
transportaba,
dormida entre sus brazos,
la llave de los sueños.
Olía a amaneceres
y arrullaba,
con los labios de hielo,
las soledades tibias que morían
siempre en algún invierno.
No podía llorar:
las mariposas
con alas de ilusión
si se humedecen
nunca emprenden el vuelo.
III
Ella era inocente,
estaba destinada a descubrir misterios,
a sumergirse en aire,
a respirar palabras,
a bucear abismos-sensaciones.
Nunca buscaba nada,
el sol se detenía a contemplarla.
Y era otoño de nuevo.
No sabía los nombres de las cosas,
pero sólo su voz,
interna y muda,
podía sin errores ni artificios
atreverse a nombrarlas.
EM
(faltan los versos que se intercalan entre los poemas, pero no acaba de gustarme verlo todo seguido, prefiero que aparezcan en una hoja ellos solos, maniática que es una)
domingo, 30 de agosto de 2009
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8 comentarios:
"el sol se detenía a contemplarla.
Y era otoño de nuevo"
Me gusto esta parte.
Saludos.
El otoño tiene muchas caras, Leo, es la decadencia de la vida, pero también posee la luz más hermosa de todas. Me alegro que te gusten esos versos.
Un saludo
Acabo de comprarme Epanadiplosis :))
Espero que no te defraude, Marta.
Un beso
Me gustan mucho estos poemas. Sin duda un merecido premio. Lo digo con absoluta sinceridad.
Un beso
Gracias, Fátima.
Un besín
Hermoso aunque sincero, duro pero lúcido. Sentimientos a flor de piel y mirada profunda. Todo un lujo poético salido de tu boca.
Un abrazo Esperanza, poeta.
Gracias, Santiago, un abrazo apra tí también, poeta.
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