sábado, 18 de abril de 2009

XXVIII

Compruebo
que llueven gotas frías
y siempre transparentes,
que se amortizan mal las hipotecas,
que las ciudades cambian
al ritmo de los pasos de la gente,
se gastan, se destruyen…

Me va dejando huérfana
una magia translúcida y viscosa
que evapora las casas,
los caminos,
la tienda de juguetes,
el quiosco a la vuelta de la esquina,
la esquina,
los nombres y los rostros…
y mi propia sonrisa,
extrañada y ausente.

(Sé generoso y miénteme
que todas esas cosas que me dejan
no lo hacen para siempre).

EM

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