jueves, 30 de abril de 2009

IV

Tus ojos,
que de lejos son azules,
se transforman en aves
si me acerco.
Pavonean nerviosa su figura,
hacen brillar,
igual que un arco iris,
su plumaje de cielo,
se vuelven charlatanes,
picotean
con mimo mi deseo,
me adormecen
con trinos imposibles,
con notas que acarician
mi cabello,
me hacen leve, sutil,
inconsistente,
sumergiéndome
en ellos sin remedio.


Tus ojos
que de lejos son azules,
no serán nunca hermosos
si estás lejos.


EM

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso poema donde la distancia
cambia el color de los ojos
con la ansiada cercanía de los versos.

Un abrazo

Esperanza dijo...

Jesús, ¿será por aquello de que la belleza está en los ojos del que mira?
Un abrazo también para tí