Me gusta saborear
el tiempo que derrocho,
a manos llenas, no escatimar nada,
amanecer sin prisa en tu domingo,
respirar de puntillas la mañana,
ver tu aspecto
de niño abandonado
en el sueño indefenso de mi cama.
Me gusta (y me alimenta)
ser yo misma,
esos momentos en que no busco nada,
sola, completa, libre, definida,
capaz de dar y darme sin coartada.
Y vuelvo,
siendo más de lo que era,
al hueco que dejara en tu almohada.
EM
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Esperanza sobre el tiempo que disfrutamos saboreando cada segundo, minuto y eternidad es lo que tenemos los poetas... sabemos valorar nuestro tiempo y espacio,,, y acurrucarnos en la almohada de nuestros sueños.
Abrazos
Carrachina, aprender a disfrutar de cada uno de nuestros momentos es difícil, pero no creo que sea sólo patrimonio de los poetas.
Un beso
Me encanta este primer poema que te leo; te invito a que visites mi pobrecita casa de poemas: se llama PROBLEMA Y SOLUCIÓN.: www.samuel-aladecolibri.blogspot.com
Hermoso poema.
Samuel, Ale, gracias por dejarme vuestra opinión. Muy interesantes vuestros espacios.
Un saludo a los dos.
Publicar un comentario