Sí. Hay una mujer que ya no está.
Sí. Hay unos poemas que estarán siempre.

Sí. Hay una mujer que a veces abre un piano
o se abraza a un violín melancólicamente
o que dibuja cardos o que tiene unas manos
pálidas y sufridas
que escriben al crepúsculo frases incoherentes
que peinan cada noche sus cabellos de bronce
y bañan cada día sin luz su cuerpo vano.
Ella habla con las gentes, ella ríe, hasta come
y también tiene un nombre que tal vez es un eco
pero nadie la paga su precio sobrehumano
cuando tiende a los hombres sus ofertas de fuego.
Ella misma se acepta con su forma y su vida
como un hecho sencillo, concreto, definido
y los hombres la buscan, la hieren o la olvidan,
sin verla, sin saberla,
aunque a veces la amaron hombres de ojos sombríos.
Sí. Existe una mujer, un nombre, una manera
de vestir, de andar o de ordenar los versos,
una cosa que piensa en frías noches en vela
que si fuera un par de ojos
y no toda esa luna que devuelve el espejo…
Idea Vilariño (
6 de enero de 1942)
Inútil decir más.
Nombrar alcanza.
Idea Vilariño (de su libro NO)