sábado, 17 de mayo de 2008

DE FÁBULA

Esta semana no ha salido mi artículo en la edicción digital deL diario La Nueva España, sólo en la impresa. Lo transcribiré a continuación.



¿ES TODO LO “INFANTIL” PARA LOS NIÑOS?

Una vez tuvimos un pato, se llamaba Saturnino, como el de la tele. A pesar de nuestros cuidados Saturnino consiguió crecer, pero no fue capaz de aprender a volar aún cuando dedicábamos tardes enteras de nuestro descanso infantil a instruirlo pacientemente lanzándolo desde la cuarta escalera del patio. Tampoco le hizo nunca gracia vestirse y al cabo de unos meses el muy ingrato huía cada vez que mi hermano, Fernando (que era el dueño real del pato) o yo nos acercábamos. No recuerdo muy bien dónde llevaron después a Saturnino, puede que a la granja de alguien, en Villapedre, pero de eso ya no estoy segura. En cualquier caso el pobre Saturnino descansaría lejos de nuestras atenciones lo que le quedase de vida hasta que, supongo, alguien lo guisase.

¿Qué por qué cuento esto? Porque nosotros lo que en realidad queríamos era un pato como el de la tele, que parecía que hablaba y vivía aventuras cada día, no éramos conscientes de estar maltratándolo. En realidad, aunque niños (pero no tontos), sabíamos que los animales no podían hablar de ninguna manera, por más que los entrenásemos. Pero aquellas aventuras ingenuas ocurridas en la granja nos entraban por los ojos directas al cerebro tan claras como las margaritas que nos servían en primavera para hacer collares.

Y no ha cambiado nada, la mente de los niños sigue igual de receptiva antes las imágenes que transmite la televisión. O sí, si han cambiado cosas, a peor, a muchísimo peor, porque ahora muchos de los “programas infantiles” no muestran al educado pato Saturnino, sino que hacen desfilar ante los niños personajes agresivos, groseros, soeces, personajes que hacen trampas en el colegio, que se ríen de los demás… Hemos llegado a pensar que “como son dibujos son para niños”, y no es así, en absoluto.

¿Cuántos de los adultos que tienen niños en casa menores de ocho años se paran con ellos a ver los dibujos animados que ellos ven? Sólo por poner un ejemplo mencionaré a Shin Chan (un niño grosero y tirano con sus padres), no es precisamente el hijo perfecto que todos quisiéramos tener, aunque podría parecerlo, dado la cantidad de niños que no sólo lo ven sino que tienen ropa, muñecos y demás elementos propagandísticos de este personaje.

Eso no quiere decir que todas las series infantiles sean perjudiciales para ellos, al contrario, se diseñan con autentico mimo algunos de estos programas, sobre todo los dedicados a los más pequeños (por compensar con otro ejemplo: “Caillou”). El verdadero problema es que no hay un mínimo control de calidad en lo que las televisiones ofrecen a los niños. Es cierto que ocurre también con los adultos, pero nosotros no estamos desprotegidos ante eso, podemos cambiar de canal o apagar el televisor directamente. La solución para los niños es sencilla también: interesémonos un poco por el contenido de lo que ven y escojamos para ellos sólo aquello que nos parezca apropiado. Los niños se divertirán igual y quizás incluso aprendan con el tiempo a escoger por ellos mismos.

En fin, dejemos de hablar de la televisión basura y, simplemente, cambiemos de canal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
¡Vaya! tampoco salió mi artículo en digital...hiciste muy bien en ponerlo aquí. Toquemos madera para el siguiente salga.

Tucuman 846 dijo...

Gracias por acercarnos tus artículos
;)

Esperanza dijo...

Gracias a vosotros por echarles un vistazo.