lunes, 4 de abril de 2011

cuatro de abril

AL DUEÑO DE LOS TRENES DE MI INFANCIA: MI PADRE.

Viajábamos en tren
(la catenaria fue siempre una palabra misteriosa),
dominabas el mundo de mi infancia,
las vías, los andenes y las máquinas:
inglesas, japonesas,
el mito de las que no pudieron
subir de nuevo el puerto…
¿Caducan los recuerdos?
-no lo sé-
las lágrimas, compruebo, no caducan.

¡En qué orfandad la muerte traicionera
me viene acomodando!
Me acecha tan de cerca
que, a veces,
puedo sentir su aliento a mi lado.

Tal vez la catenaria redentora
me encarrile de nuevo
y vuelvas a ponerme una moneda
-en la vía-
al paso de algún tren de pasajeros.

EM

4 comentarios:

Francisco Priegue dijo...

¡Anda, pero si es el primer poema de "Epanadiplosis"!

Un saludo,
Francisco.

Esperanza dijo...

Sí, Francisco, se lo escribí a mi padre y lo incluí en "Epanadiplosis" como dedicatoria. El 4 de abril habría cumplido 81 años.

Un abrazo

Esperanza

Santiago Redondo Vega dijo...

Por el poema en sí, por todo lo que contiene, y por lo que apunta de recuedos de infancia y de sentimiento vivo todavía, para esa niña que seguro que no has dejado de ser. Un abrazo, un abrazo de tristeza por la onomástica, pero que sigue siendo abrazo.

Esperanza dijo...

Gracias, Santiago. Un abrazo también para tí.